El sentido de la vida

Todo ser racional en un momento u otro de su vida, se detiene a pensar en su más o menos agitado ritmo de vida diaria, para enfrentarse con la pregunta clave que surgira en innumerables tonos y matices desde su interior,que acabara al fin por imponerse ante su razón como el enigma fundamental que exige una respuesta clara, inmediata y contundente....."El sentido de la vida."

Algunos afirman que la vida no es más que un proceso de lucha por la supervivencia, de adaptación progresiva al medio ambiente, de procesos orgánicos en indefinida evolución.
Otros de acuerdo a su formación recibida en su infancia , con un aspecto religioso tradicional, piensan que la vida es el campo de experimentación creado por Dios, para que el hombre luchando eficazmente por el bien y en contra del mal , merezca de la divina misericordia, ganar la felicidad eterna en el cielo.
Existe quien mantuvo durante un tiempo una visión idealista de la vida pero que ante los fracasos y desengaños, o bien presionados por sus incentivos más inmediatos y materiales, abandonan aquella postura inicial.
Hay otros que después de haber hecho " sabias incursiones en el terreno de las más variadas escuelas filosóficas al objeto de " aclararse un poco más",  después de haber estudiado a tres, cinco o diez de los " mejores filósofos " acaban con un lío tremendo en su cabeza. Algo parecido sucede con los que después de haber descubierto que en todas las grandes religiones, como también en la teosofía y en el ocultismo, hay cosas excelentes y que algunas verdades y aspectos éticos son comunes o similares, acaban aceptando un poco de todo, resultando de ello un confuso y espeso " potaje intelectual ".
Y claro está, un grupo formado por los agnósticos, que con una lógica asombrosa, toma como punto de partida la conclusión firme de que al hombre le es totalmente imposible llegar a conocer nada verdadero sobre el sentido de la vida, (si es que la vida pudiera tener realmente algún sentido ).

 La vida hay que vivirla enfrentándonos al mundo con sencillez y sinceridad, curiosidad, interés y admiración, como niños ante cada cosa nueva que se le presenta en su experiencia cotidiana, viendo en ella algo mágico y maravilloso que a la vez exige ser descifrado, olvidando las propias cualidades, defectos y problemas, para entregarnos con todo nuestro ser, abierto y receptivo al misterio de la vida.
En este terreno. como en toda búsqueda sincera de cualquier realidad, la actitud rígida o preconcebida resulta absolutamente perjudicial. Nuestra tarea tiene que basarse en un trabajo personal de investigación y maduración, de progreso , de descubrimiento permanente, mirando limpiamente y sintiendo .

Vivir es trasformarse, crecer, desarrollarse, madurar, renovar , destruyendo formas antiguas para edificar otras nuevas.
La vida implica ese proceso permanente de destrucción y construcción. Y eso no sólo es una verdad biológica de nuestro organismo, de nuestra fisiología, sino que también es una verdad de nuestra vida afectiva, mental y espiritual. Cuando la vida deja de tener este ciclo permanente de renovación, se detiene el proceso activo, dinámico, centrifugo del vivir.
Nos cuesta seguir este proceso porque en la vida no sólo nos gusta tener ideas, sino que necesitamos adherirnos a ellas, de algunas no nos desprendemos nunca y somos nosotros los que nos quedamos encerrados dentro de ellas, sin meditar si siguen vigentes según nuestra perspectiva actual.

Abrir la mente, el corazón a todo lo nuevo sin esperar, mirar con limpieza y dulzura ...vivir.
( Texto resumido del libro " Plenitud en la vida cotidiana " A. Blay )