No hay para un hombre,
regalo más grande que aquel que trueca todos sus anhelos
en unos sedientos labios,
y convierte toda su vida en un manantial inagotable.
Cada vez que voy al manaltial a beber,
encuentro el agua viviente desbordante de ella misma.
Y el agua me bebe....mientras yo la bebo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario