El temperamento, el carácter.

A lo largo de mucho tiempo se ha tratado de definir el carácter...

Con frecuencia se confunden los términos, temperamento y carácter.
La diferencia es que el temperamento es un conjunto de inclinaciones íntimas que brotan de la constitución fisiológica de cada persona, y el carácter en cambio es el conjunto de las disposiciones psicológicas que nacen del temperamento, modificado por la educación y el trabajo, de la voluntad y por el hábitat de cada persona.

El temperamento, es la base biológica del carácter, y esta determinado por el proceso fisiológico y factores genéticos que inciden en nuestra conducta.
Hoy en día, se dice que ciertas características del temperamento se deben a procesos fisiológicos del sistema linfático y de la acción endroquina de ciertas hormonas.
El temperamento tiene por lo tanto, un porcentaje genético nada despreciable. Por supuesto que el entorno en el que vivimos tiene efectos internos y permanentes, que pueden llegar a influir de forma importante en la formación del temperamento de cada persona.

El carácter, es el sello que nos identifica y que nos diferencia de nuestros semejantes, es producto de nuestro aprendizaje social, esto me hace pensar que somos personas únicas, y que poseemos un conjunto de reacciones y hábitos de comportamiento único que a lo largo de nuestra vida hemos ido adquiriendo.
El carácter probablemente no se manifieste de forma total y definida, sino que pase por un procedimiento evolutivo que se irá desarrollando hasta llegar a su completa expresión.

El carácter como sello que nos identifica, juega un papel muy importante en cualquier área en el que nos desenvolvemos, y el reto de cada persona es abrir la puerta al cambio, para transformar un carácter disfuncional, en uno funcional....equilibrado.

Conocer nuestro carácter , conocer nuestros puntos fuertes y débiles es de suma importancia para poder estimularlos y equilibrarlos, pues de ese equilibrio dependen nuestras relaciones, tanto en el área laboral como  en el social.

Con sabiduría podemos ayudar a crecer positivamente nuestras características personales.


El alba va madurando como una granada
que estallará cuando quiera.
Pero en ese instante, el mismo sol
que aguardo con impaciencia,
se está poniendo para otros ojos
que miran nostálgicos el crepúsculo.