Después vienen otros maestros, un hermano, un amigo, un familiar y los profesores de la escuela, Es también un maestro el que nos enseña una actividad deportiva o artística, un oficio, etc.
El maestro puede despertar muchos sentimientos en el discípulo, que tiende a enjuiciarlo, pone muchas de sus expectativas en él, y se puede sentir defraudado si no se cumplen. Exige a veces demasiado del maestro, que es humano, o tiende a admirarle incondicionalmente.
Con respecto a los maestros espirituales, los sentimientos de admiración son más intensos, por eso pueden conducir más fácilmente al desencanto. Resulta difícil ser un maestro en nada, pero también lo es ser un discípulo. De cualquier modo, el verdadero maestro es aquel que nos enseña a desarrollar al maestro interior y su anhelo es que le superemos.
Hay buenos y malos maestros, buenos y malos discípulos. pero hay que estar siempre agradecido a aquel del que algo hemos aprendido,