Una forma de pacificar la mente es cultivar los pensamientos positivos los relacionados con el amor, la amistad, la amabilidad, la alegría y la indiferencia hacía la dualidad ( placer- dolor- malo- bueno- blanco- negro....), y desarrollar el desapasionamiento de forma que funcione con independencia de las emociones y de las pasiones.
Ese desapasionamiento nos lleva al desapego de los pares de opuestos, que es un elemento característico del mundo de la personalidad. La mente se dedica a juzgar constantemente entre los pares de opuestos, estos son los que destruyen la paz mental, porque si hay algo bueno supone también que hay algo malo, es por eso que siempre existe el miedo cuando estamos en un estado de disfrute de algo bueno. El mundo de las formas es construido por la mente razonadora a base de construir opuestos.
Así funciona la mente, juzgando siempre y poniendo etiquetas a todo, nos consideramos buenos o malos, listos o ignorantes comparándonos con otros.
Hay que desarrollar un trabajo de observación para desapegarse de los pares de opuestos, cada cual tiene una sabiduría interior y una mente pensante, trabajemos con ellas  para nuestro beneficio, para nuestro propio conocimiento. Conseguiremos despegarnos del mundo de los pares opuestos, cuando comencemos a percibir el mundo que está más allá, el mundo de la Unidad, el mundo del Espíritu.
Para acercarnos a ese mundo tenemos que cultivar los pensamientos positivos, desde la personalidad es difícil llegar a estos estados de pensamiento positivo, pues como dije antes nuestra mente juega a juzgar y etiquetar, la meditación es una herramienta perfecta, su practica nos va a ir permitiendo percibir esos aspectos y experimentarlos, transformando el pensamiento.

Cuando saltes de alegría, cuida que nadie te quite el suelo de debajo de tus pies.

Respira, transforma, siente paz.