Cuando tú me mandas que cante,
mi corazón parece que va a romperse de orgullo.
Te miro....y me hecho a llorar.

Todo lo duro y agrio de mi vida,
se me derrite en no sé que dulce melodía,
y mi adoración tiende sus alas alegre,
como un pájaro que va pasando la mar.

Sé que tú complaces en mi canto,
que sólo vengo a ti como cantor,
y con el fleco del ala inmensamente abierta de mi canto,
toco tus pies, que nunca pude creer que alcanzaría.

Y canto, y el canto me emborracha,
y olvido...olvido quien soy,
y te llamo amigo...a ti, que eres mi señor.

Déjame sólo hacer recta mi vida
y sencilla como una flauta de caña,
para que tú....la llenes de música.

( Rabindranath Tagore )